Cincuenta años antes del nacimiento de la radio se experimentaba con el telégrafo. Pero fueron los
descubrimientos de Heinrich Hertz al afirmar que las ondas se prolongaban a una velocidad
electromagnética similar a la velocidad de la luz, quien pondría las bases para que Marconi consiguiese
enviar una la primera señal o impulso electromagnético a través del aire. En 1907 Alexander Lee de Fores inventaría la válvula que modula las ondas de radio que se reciben y conseguiría así crear ondas de alta
potencia en la transmisión.
La propagación de las ondas magnéticas fue la base científica para desarrollar la radio .
A comienzo de los años veinte cuando, tanto en Estados Unidos como en los países
más civilizados de Europa comenzaban las emisiones regulares de radio. Era el despertar de la telegrafía
sin hilos, el broadcasting norteamericano, la radio propiamente dicha.
En 1899 Marconi, dos años después de su descubrimiento consiguió comunicar telegráficamente a Francia
y Gran Bretaña. Pero en 1901 se produjo un acontecimiento histórico. Era la primera vez en la historia que
se trasmitían ondas electromagnéticas a través del Atlántico.
Otro de los grandes hechos históricos que marcaron el nacimiento de la radio fue, precisamente, el
llamamiento de socorro enviado por el TITANIC, la fatídica noche de 1912 en que su casco reventó por el golpe
del iceberg.
Veinte años más tarde la radio estaba extendida por el mundo. Las primeras ondas invisibles surcarían los
cielos para comunicar ciudades, continentes y países.
Así, en 1920, el Daily mail organizó un concierto público en Estados Unidos y pretendían llegar con la
señal hasta Gran Bretaña pero la fuerza de emisión fue tal que alcanzó Noruega. Ese mismo año se creaba
la primera emisora de radio propiamente dicha, la KDKA de Pittsburg, Su primera emisión cubrió las
elecciones norteamericanas de 1920. Desde entonces mantendría su programación diaria.
LA RADIO EN ESPAÑA
En España
en los años veinte nacieron los primeros
clubes de radioaficionados y las primeras revistas
radiofónicas. En febrero de 1924 se creaba la Asociación Nacional de Radiodifusión de Barcelona.
Progresivamente nuevas sociedades de radioaficionados se fueron constituyendo en muchas capitales, que
pocos años más tarde impulsarían la creación de esas emisoras en las respectivas ciudades. (
Radio Club de
Vizcaya y Radio Club Sevillano ).
La primera emisora de radio que emitía con cierta constancia comenzó
su trabajo en el último semestre de 1924. Su nombre, Radio Ibérica, denominaba también a la empresa que
la creó.
En un principio la programación de radio se reducía a música, a algunas conferencias de divulgación
cultural y científica y a la información meteorológica aunque poco más tarde la oferta aumentó y se hizo
más variada: Boletines de noticias conciertos, jazz, programas infantiles e incluso una emisora,
Radio
Libertad, organizó el primer concurso en el que se ofrecía un premio a quien acertara el nombre de las
intérpretes de unos cuplés radiados. La radio levantaba pasiones entre la población.
Los gobiernos tardarían poco tiempo en darse cuenta de la gran importancia de este nuevo medio. Hasta
entonces la prensa había sido el único medio de comunicación para las grandes masas, pero el nacimiento
de la radio necesitaba urgentemente de una regulación, para evitar que se les escapase de las manos.
Además no se podían perder la oportunidad de llegar a más gente y más territorio.
El Directorio Militar de
Primo de Rivera convocó ese año 24 la Conferencia Nacional de Telegrafía sin
hilos. De esta forma propondrían al gobierno las nuevas normas reguladoras. Los representantes de los
Ministerios de Estado, Guerra, Marina, Gobernación, instrucción Pública y Trabajo así como
representantes de diversas compañías y entidades: Compañía Nacional de Telegrafía sin hilos, Compañía
AEG, Ibérica de Electricidad, Compañía Radio Ibérica, Compañías de Radio telegrafías Francesas,
Federación de Radio telegrafistas españoles, la Asociación de la Prensa y el Radio Club de España, entre
otros.

Durante el periodo republicano, continuó la preocupación de instalar una red de estaciones que cubriese
todo el país.
En la II república la radio se convirtió en un instrumento fundamental de información que se extendía por
domicilios, bares y cafés. La participación de los intelectuales y los políticos se fue popularizando hasta
hacerse habitual. Las emisoras de radio se acercaban por primera vez hasta los lugares desde donde se
producían los mítines: Así, en aquellos años, participaron figuras como
Alcalá Zamora, Ortega, Azaña,
Bergamín, Melquiades Álvarez, Gil Robles, Gómez de la Serna, Prieto, García Lorca, Besteiro,
Araquistián, Macía, Companys y un sinfín de personalidades hablaron entonces por radio.
En Estados Unidos, la invención por Edwin Armstrong en 1932 de la Frecuencia Modulada, que reducía
las interferencias, atrajo la atención mundial. No llegaría a nuestro país hasta los años 60, treinta años más
tarde.

En 1933 , durante las elecciones generales,
el gobierno informó sobre el desarrollo de los acontecimientos y los ciudadanos obtuvieron
por la radio el resultado final de las mismas. Allí comenzó la explosión de este medio.
Antes de estallar la guerra civil, la radio en España estaba verdaderamente retrasada respecto a otros
países. Las emisoras españolas en funcionamiento eran de propiedad particular. Ni se podía ni se
confeccionaba un programa de carácter nacional, por cuestiones técnicas, y no existía prácticamente
ninguna audiencia fuera de nuestras fronteras.
La radio española vivía de la publicidad, percibiendo el estado además un 20% de la misma, así como las
cuotas por el uso de receptores, sin dar a cambio servicio alguno. Por el contrario las estaciones europeas
tenían fuertes respaldos de los gobiernos respectivos y eran un vehículo importante de cultura y de
realización de la política internacional que cada problema y cada momento exigían. En ese momento había
ya unos 300.000 receptores declarados, pero eran muchos más. La radio se escuchaba en lugares públicos
como casinos y bares, lo que aumentaba de forma considerable la audiencia, sin contar con la
desconsiderada costumbre de poner los receptores cerca de las ventanas y patios de las casas, con el
volumen al máximo.
En la guerra, los dos bandos enfrentados trataron de convertir la radio en
vehículo fundamental de propaganda.
Era el único medio capaz de ir de una
zona a otra, de atravesar frentes y trincheras y que además no estaba sujeta a la distribución, como la
prensa, ni dependía de un soporte que fuera escaseando a lo largo de la guerra como sucedió con el papel
que hizo que los periódicos tuvieran que reducir el número de sus páginas. La radio era un medio ágil,
capaz de seguir minuto a minuto la realidad siempre en continuo cambio y ésta se sucedía con una
velocidad vertiginosa, y además era el único medio de comunicación que llegaba a las zonas costeras
o rurales más alejadas.
Las autoridades de las dos zonas intervinieron las respectivas emisoras y utilizaron la radio como su
principal medio de difusión, unos a otros intentaban neutralizar las emisiones y dirigirse a la población a
través de ellas.
Aunque la programación radiofónica se vio profundamente alterada por la guerra, una parte importante de
la misma continuó siendo musical, lo que convertía a la radio en un medio de evasión importante como el
cine (salvo por sus películas de propaganda y los noticieros cinematográficos) Las radios de una y otra
zona dedicaron espacios a las llamadas de socorro, mensajes solicitando información sobre parientes con
los que se había perdido el contacto al iniciarse la guerra que también contribuyó a transformar la
estructura de las empresas. En 1937 se creaba Radio Nacional de Salamanca con la que el gobierno de
Franco pretendía crear un poderoso instrumento de propaganda que se convirtió en el primer eslabón de lo
que sería la cadena radiofónica más importante de España: Radio Nacional. La primera emisión se produjo
el 19 de enero de aquel año a las diez y media de la noche desde el frontón San Bernardo de Salamanca. La
emisora fue montada sobre cuatro grandes camiones.
Radio Nacional, seguiría contribuyendo tras la guerra, y durante un tiempo, a avivarla, advirtiendo en sus
mensajes que España seguía en pie de guerra contra todo enemigo del interior o exterior.
La programación de las emisoras comerciales quedaba sometida a la acción de la censura previa,
encomendándose este cometido a las jefaturas provinciales o locales de propaganda. La información
general se reservaba exclusivamente a Radio Nacional imponiéndose a las emisoras ubicadas en la
península.
Por entonces para los territorios exteriores estaba permitida por cuestiones técnicas, la elaboración de sus
propios informativos, el resto estaban obligados a hacer conexiones puntuales con la radio oficial para la
retransmisión de los noticiarios a las horas que el departamento de Radio de la Dirección General de
Propaganda designase.
En EE.UU. y un año más tarde el actor y director americano Orson Wells interpretó la radio novela Guerra de
los mundos, en la que la tierra era invadida por unos alienígenas. Muchos oyentes pensaron entonces que
se trataba de un suceso real y cundió el pánico.
En España estábamos lejos de tales acontecimientos en
todos los aspectos. En ese momento, la lucha de la radio se encontraba entre lo privado y lo público.
Las 68 emisoras de carácter privado que funcionaban en nuestro país y la veintena de emisoras locales y
onda corta nacidas durante la guerra con fines propagandísticos repartían su programación en ese campo:
el de la supervivencia, conviviendo con las cinco emisoras de RNE y a partir de 1941 con Radio SEU
embrión de futuras Estaciones Escuela.
En 1943 el numero de receptores de radio estaba en un millón de uso particular o colectivo.
Los espacios de mayor audiencia eran los informativos que tenían una duración de 15 minutos y se
retransmitían en horas reservadas a las comidas, las cenas, y siempre intentando adoctrinar política y
religiosamente a la audiencia.
La radio privada por excelencia era la Sociedad Española de radiodifusión (SER) cuyos primeros pasos se
produjeron en 1924 y que a partir de 1940 arroparía a las emisoras de la Cadena Unión Radio, que
controlaba ya cinco de las ocho emisoras comarcales existentes. La SER ocupó la parcela que más
descuidada estaba, la del entretenimiento hasta erigirse en pugna con RNE en radio espectáculo.
Los concursos, las variedades, el teatro, suponían salir al encuentro de unos recursos financieros que si, en
el caso de RNE procedían de los presupuestos del estado, en el de las emisoras comerciales guardaban una
estrecha relación con su apelativo, la publicidad. La fuerza de los sonetes de los anuncios del remedio sin
igual o Almacenes San Mateo han permanecido hasta hace bien poco. Incluso otros como El negrito de
Cola-Cao han tenido vigencia todavía recientemente.
En 1952 el estado se reservaba la propiedad de las radios nacionales de onda media y superior a los 20kW.
Tres años mas tarde se otorgarían las licencias definitivas, hasta ahora con vigencia de 12 años. La SER
obtendría 5 emisoras. Las restantes se distribuirían entre Radio España de Madrid, Radio España de
Barcelona y Radio Intercontinental.
En los primeros años cincuenta y situadas en la misma franja del espectro que las anteriores, aunque con
distintas vocaciones, se produciría el boom de las estaciones-escuela. Estas harían honor a su
denominación. Entre los personajes formados en esta o vinculados a la cadena estaban nombres del
periodismo español actual de tanto renombre como Jesús Alvarez, Francisco Cantalejo, Gabriel Cisneros, Luis del Olmo, Clara Isabel Francia, José María García. Narciso Ibañez Serrador, José
Luis Lopez Vázquez, Máximo, José Luis Pecker, Eduardo Sotillos y el más reciente, de enorme prestigio en España, Iñaki Gabilondo .
A partir del año 53 comienzan a surgir en algunos núcleos rurales la instalación de estaciones megafónicas
que, con sede en casas parroquiales y conectadas a distintos altavoces repartidos por el pueblo, empezaban
a emitir programas de contenido religioso, musical, cultural y recreativo.
Estas experiencias comunicativas serán rápidamente reguladas por el secretario de Apostolado
Radiofónico de la Acción Católica que las aglutinaría bajo la denominación de Estaciones Audio-difusoras
de la Acción Católica Española. y de las que llegarán a contabilizarse unas veinte.
Algunos párrocos no contentos con la megafonía dieron un salto cualitativo con la creación de pequeñas
emisoras de onda corta, lo que motivaría en 1954 la intervención de Dirección General de radiodifusión
que clausuraría varias de ellas.
A finales 1956 el número de emisoras parroquiales se situaría entorno al centenar.
El episcopado no permanecía de brazos cruzados y ese mismo año 56 había creado la comisión para el
apostolado en Cine, Radio y Televisión que al año siguiente constituirían un secretariado Nacional del que
dependían tres delegaciones eclesiásticas, una por cada medio.
Por otra parte la iglesia Católica reivindicaba cuando menos las mismas prerrogativas que el Movimiento y
así la Conferencia de Metropolitanos en escrito dirigido al ministro del ramo el 25 de diciembre de 1956 le
manifestaba que no se legislara en materia de radio que afectase a la Iglesia, sin audiencia e intervención de la
Jerarquía.
Poco antes, en el año 1956 aparecía en EEUU el primer transistor de radio, que sustituyó rápidamente a la
radio de válvulas convencional. En España tardaríamos todavía mucho tiempo en importarlo, y su llegada
no fue demasiado bien recibida. No hay campo sin tractor ni hortera sin transistor dirían algunos para
quienes la posesión del transistor era algo reservado a personas con demasiado afán de ostentosidad.
LA PRIMERA EN EMITIR FM
El espectro de frecuencias tuvo que ser reordenado entonces en virtud al estado de caos en que se
encontraba. La primera emisora que empezaba a emitir en FM con carácter experimental fue RNE.
La mayoría de los receptores ni siquiera estaban todavía preparados para recibirlo. El gobierno intervino y
a partir del 1º de Octubre de 1960 todas las radios fabricadas en España debían incorporar el dispositivo
para sintonizar la banda de frecuencias situada entre los 88 y los 108 mHz, la frecuencia de FM. La
conferencia episcopal con un total de 80 emisoras que emitirían en FM por toda la península, constituyó así la CADENA COPE.
Ese mismo año en EEUU se ponía en marcha la primera emisión en estéreo en la emisora KDKA-FM
La afirmación de Francisco Franco cuando dijo que la radio era el periódico sin fronteras mostraba la inquietud reinante ante el
potente medio de comunicación. Ya durante la guerra civil había puesto un gran interés con los noticiarios
dirigidos a Europa y América. Para completar las emisiones destinadas al extranjero hay que recordar la
presencia en Pals (Gerona) de una potente estación norteamericana de radio propaganda anticomunista,
financiada por la CIA y dirigida a la Unión Soviética: Radio Liberty.
Desde el exterior operaban decenas de emisoras dirigidas a España, algunas toleradas como la BBC de
cuya programación daba cuenta la prensa especializada y otras de carácter clandestino. Se creó un Servicio
de Interferencia Radiada confiando a los centros de transmisiones de los ejércitos vigilar todas las
emisiones para proceder a su interferencia y su inmediata anulación. La coordinación de tal actividad
estaba en manos de Luis Carrero Blanco.
La radio clandestina más popular era Radio España Independiente (REI) Estación Pirenaica cuya
primera directora fue Dolores Ibárruri, la ubicación de la Pirenaica siempre estuvo rodeada de leyenda y
confusión.
Había quien creía que se encontraba emplazada en el macizo montañoso que separa España de
Francia aunque en realidad siempre estuvo en Moscú. La radio estaba formada por militantes del PCE, que
daba fuerza a los comentarios entusiastas de REI.
La radio, consiguió consolidarse en cerca de cuarenta años.
Después la radio jugó un importante papel, pero la aparición de la televisión y su
escenario harían cambiar el entorno en que tendría que desenvolverse.
BIBLIOGRAFIA
Los Medios de Comunicación en España. Cap. 10 Carmelo Garitaonandía pags 130,131
Los Medios de Comunicación en España. Cap. 22. Gille Multigner pags 272 y sigs.
Angel Faus Belau, La Industria de la comunicación, Servicio de estudios BBV, 1995.
Internet. Centenario RNE(http://www.weblandia.com/radio/init-e.htm).